5 de junio de 2018

Todos tenemos hambre

Por primera vez he pasado a solas un par de días con alguien y me ha servido  para conocerlo mejor  y confirmar lo que ya sabía. Que sigue siendo divertido, buena persona, leal y un muy buen amigo. Me sigue atrayendo de  alguna manera como siempre me ha pasado con él, pero se ha despertado un sentimiento hacia él mas bien de ternura. Sí, ternura, no tengo ni idea del por qué de esto ya  que lo considero una persona muy independiente a la que admiro en algunos aspectos y que no necesita de mis cuidados (faltaría más jeje) pero creo que se debe a que lo veo muy tímido conmigo en algunos momentos y con ausencia de iniciativa para que yo lo vea de otra manera más que como un amigo. Él es genial pero me falta esa chispa de atrevimiento, de seguridad, de que tire un poco de mí para que yo lo vea diferente. Y muy bien por su cabeza no sé lo que realmente le pasa, pero lo que veo es que sí que últimamente puede tener otro tipo de interés por los kilómetros que se ha hecho para venir a verme a donde vivo y por lo generoso que es siempre. O por cómo me mira...me halaga pero me incomoda un poco a la vez. Quizás nos conocemos desde hace demasiados años y esa atracción física que pudo haber en un principio se ha ido esfumando y transformando en una amistad que valoro mucho. No quiero fastidiarla ni jugar con él porque no se lo merece. Así que a pesar de mis dudas con él, me aguanto las ganas de decirle alguna cosa que me gusta porque no quiero que se malinterprete. 

Por otro lado no sé si soy yo la que no está receptiva porque llevo demasiado tiempo apática, con fata de interés y muy escéptica sobre que pueda conocer a alguien y tener algo real, algo que echo de menos porque los líos no me interesan nada de nada. Nunca digas nunca, pero estoy en una época de extremos, en la que prefiero estar a mi aire o tener algo con alguien que realmente me guste cómo es. He salido tan escarmentada de algunas historias que no estoy para arriesgarme con personas que no me den la confianza que necesito porque soy de las personas que se dejan llevar demasiado, me enredan y me dejo enredar fácilmente cuando me gusta alguien. Aunque siento que he cambiado bastante, me he vuelto más fría y más desconfiada. ¿Para bien o para mal? No lo sé, sólo que he perdido mucha inocencia y ganas, aunque el hambre de conocer a alguien que me remueva sigue ahí, hambre de volver a sentir lo que hace mucho tiempo llegué a vivir.

Hambre de miradas que hablen solas. De pellizcos en el estómago. De atracción física que se vaya de las manos. De que nos riamos de los mismos chistes malos. De abrazos largos y caricias en mi espalda o de que nos ericemos la piel cuando nos veamos y no queramos soltar nuestras manos. De confiar y dejarme llevar.

Porque aunque me encuentro bien últimamente a pesar de que sé que podría estar mejor, dicen que más vale sola que mal acompañada, ¿no? Creo que he aprendido a saber estarlo sin dependencias emocionales a pesar de que a veces me acuerdo de eso. Pero así...sólo a veces y sin dramas disparatados ;)